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EL MUNDO - SAN JUAN, PUERTO RICO - SÁBADO, 9 DE AGOSTO DE 1930

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Para cambiar impresiones en bien
del servicio y de los empleados


EL PERSONAL DEL TRANVÍA
SE REÚNE TODOS LOS MESES

Por Espectador


En esta semana celebró la División del "Trolley" de la "Porto Rico Railway Light & Power Company," la acostumbrada reunión mensual de sus empleados, e inspección de los motoristas, conductores e inspectores.

Resultan sumamente interesantes estas reuniones que se llevan a cabo con el propósito de inculcar continuamente a todos los empleados la importancia de prestar un buen servicio al público. Un franco ambiente de amistad y de compañerismo   se respira allí.

El señor Reid, Superintendente del Trolley, habló a sus hombres sobre el propósito de la reunión, que no era otro, dijo, que el de continuar laborando para ir cada día solidificando la hermandad que debe existir entre todos los  miembros de la División, incluyendo jefes y empleados. Mr. Reid es hombre que posee una oratoria persuasiva. Sus empleados sienten una gran estimación por él, estimación que se ha ganado por la bondad que inspiran todas sus actuaciones para con ellos, bondad que no empece para que exista también en él la firmeza necesaria.

Distintos temas abordó Mr. Reid, en períodos cortos que alternaba con el Supervisor de Tráfico, señor Sotomayor Ralat. Dos temas fueron especialmente interesantes: "Verdad vs. Coartada" y "El Éxito Depende de los Empleados". Hablando sobre el primero, Mr. Reid preguntó: ¿Si yo escribiera estas dos palabras, "Verdad", "Coartada" y les diera a escoger a ustedes, cuál de las dos borrarían? Todos respondieron que borrarían la palabra "Coartada". Entonces Mr. Reid explicó su idea. Prefiero al empleado que me diga la verdad en cuanto a cualquier caso que le ocurra y que pueda hacerle merecedor de castigo, antes que al que trate de ocultarla forjando coartadas. Conserven ésto presente."

También leyó unos párrafos tomados de una revista de tranvías donde se dice que el éxito de un negocio depende en gran parte del comportamiento de los empleados. "De nada valen, decía Mr. Reid, los planes trazados por la dirección de un negocio, si no hay un cuerpo de empleados conscientes de su misión con el público como tales empleados, que ayude a realizar esos planes. Afortunadamente, dijo, esta División del Trolley cuenta con un cuerpo de empleados orgullosos de su apariencia personal, corteses con el público, y leales a la Compañía, y muy competentes en el desempeño de sus deberes. Pero debemos sentir ansias de superación, y éste es el propósito de nuestra reunión".

El señor Reid consultó con sus empleados sobre una idea suya que habrá de resultar una agradable sorpresa para el público que viaja en el tranvía, y todos estuvieron de acuerdo en que la ejecución de la misma será provechosa para el público y para la Compañía.

Alternando con el señor Reid, habló el señor F. Sotomayor Ralat, Supervisor de Tráfico. El señor Sotomayor dió varias explicaciones sobre maniobras del tranvía y otras fases técnicas del servicio: manera de tomar curvas con el coche, sitios donde debe pasarse sin corriente, paradas las cuales deben ser completamente en firme, etc, etc. También hizo un informe sobre el "Banco del Trolley". El "Banco del Trolley" es una sociedad de ahorros y préstamos formada por el personal de inspectores, conductores y motoristas del Tranvía. Lleva funcionando casi un año con resultados muy halagüeños. Es obra del señor Sotomayor quien ha inculcado en sus hombres la idea del "self-help", la ayuda propia que debiera practicar el país entero. Ya los empleados del Trolley están palpando la grata realidad del esfuerzo mutuo bien dirigido, esfuerzo que comienza por la propia ayuda individual. La usura, que tiene tentáculos que penetran muy hondo, ha sido batida por los empleados del Trolley con su sociedad, gracias a su propio esfuerzo.

Tras de algunas palabras pronunciadas por el señor Navarro Fuentes, Supervisor de Publicidad de la "Porto Rico Railway Light & Power Company", llegó el turno de "Conversaciones Informales",  en el cual hacen uso de la palabra los empleados y los jefes en franca familiaridad.

El motorista señor Luis Carrión, quien lleva unos dieciocho años conduciendo sanos y salvos a su destino a millares de pasajeros en San Juan y Santurce, habló sobre la manera de clasificar los accidentes y lo hizo, a satisfacción de todos. También hizo una petición que reiteró el motorista, señor Monge, la cual quedó para estudio de los señores Reid y Sotomayor. Estuvo el señor Carrión muy acertado en su frase al recordar cierta antigua petición, de que, como dijo, no sé quien, "Recordar es Vivir."

La inspección fue el último número del programa y tan buen aspecto tenían todos, con la línea de sus pantalones, según comentó un pasajero del trolley, como el filo de una navaja, zapatos lustrosos y todos un vivo ejemplo de aseo y compostura, que no hubo a quienes declarar los tres mejor presentados.

De allí salimos, agradecidos de haber sido invitados a tan interesante y edificante acto.

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https://gpa.eastview.com/crl/elmundo/newspapers/mndo19300809-01.1.4